Ríos de Cantabria
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La ría de San Martín de la Arena o ría de Suances, también llamada antiguamente ría de Requejada, es un estuario situado en la costa central de Cantabria (España), entre los municipios de Suances y Miengo, siendo la desembocadura de los cursos unidos de los ríosSaja y Besaya. Tiene una superficie de 389 hectáreas y un perímetro de 33,7 kilómetros, con una superficie intermareal del 75%. A lo largo de toda la ría los suelos predominantes son los fangos, seguidos de los arenosos. La boca de la ría la delimitan la Punta del Toro y la Punta de Afuera.
Su tramo más interior, muy estrecho y de carácter casi completamente fluvial, comienza entre Viveda y Barreda y soporta una gran presión industrial debido a Solvay. El sector inmediatamente siguiente se conoce como Vuelta Ostrera, donde existe una depuradora de aguas residuales. A medida que se avanza hacia el mar se intensifica la vegetación y se encuentra con la zona denominada La Riberuca, donde existen escolleras abiertas en distintos puntos, que se suceden hasta el final de la ría, hasta el punto que su tramo final contiene y es entrada al puerto de Suances, además de poseer varias playas.
Los suelos de la ría están a suficiente profundidad como para que ésta sea en gran parte navegable, lo que posibilita la existencia del puerto de Requejada. Junto a la cercana Isla de la Conejera e islotes contiguos y otra serie de espacios costeros cántabros forma el Parque Natural de las Dunas de Liencres. Tanto en la ría como en las islas pasan el invierno diversos grupos de aves.
EL PARQUE DE LA RIBERA Y SU RECUPERACIÓN AMBIENTAL
El Parque de la Ribera es un espacio complejo en el que conviven varios ecosistemas sometidos a una fuerte presión humana. Para su recuperación ambiental y ordenamiento de los usos, se han realizado diversas actuaciones:
– Se han diseñado caminos que mejoran el tránsito y que van cambiando de material (sendero de pradera, losas de hormigón, pasarelas de madera, arena de miga y pavimento bituminoso) a medida que atraviesan las diferentes zonas.
– Se ha rehabilitado el sistema dunas mediante aportación de arena, modelado de la misma y plantación de especies propias del sistema, erradicando en su proceso plantas invasoras (yuca, plumero, hierba de asno y uña de gato).
– Se han plantado árboles: algunos de los cuales, mediante su disposición en alineación, refuerzan las entradas y caminos de mayor tránsito.
A lo largo del Parque se puede disfrutar de diferentes vistas situándonos desde las pasarelas, miradores y bancos, alguno de estos últimos en exposición sombreada.
La actividad humana es uno de los grandes modeladores del paisaje. En el entorno del parque de la Ribera se ha querido respetar la relevancia que dicha actividad ha tenido. Para ello, se han elegido como iconos las distintas especies leñosas que, con el tiempo, han ido dando personalidad al paisaje del parque. De esta forma, se podrá encontrar eucaliptos, pinos marítimos, falsas acacias y chopos. Se ha completa el elenco con taras y encinas, especies arbóreas adaptadas a la salinidad ambiental, y con el eleagno, arbusto que soporta bien la poda y que, tallado en ondas al igual que las balizas que protegen el sistema dunas, contribuye a la ordenación del conjunto del espacio del paseo.
Las dunas son ecosistemas frágiles y dinámicos, que evolucionan en función de las condiciones ambientales. Son, además, muy escasos en el litoral cantábrico y albergan a gran cantidad de especies especializadas y, por ende, raras. Es por ello que, en el marco e la construcción de este paseo marítimo, era inexcusable afrontar el reto de recuperar, en la medida de los posible, el sistema lugar que existía en el Parque de la Ribera. Para ello, se ha realizado una pequeña restauración geomorfológica y se han plantado algunas de las especies propias de estos ecosistemas. Se intenta, por tanto, no solo recuperar un hermoso espacio, sino compatibilidad el ocio y el esparcimiento con la restauración ambiental.
EL ESTUARIO DE SUANCES, UN AMBIENTE CAMBIANTE
Los estuarios constituyen los humedales más importantes del litoral cantábrico, por su valor ecológico y por su importancia socioeconómica.
En el estuario de la ría de San Martín de la Arena desaguan al mar los ríos Saja y Besaya. La cuenca hidrográfica del río Besaya es la mayor cuenca que existe en Cantabria, tiene una longitud de 47,2 kms., desde su nacimiento en Cueto Ropero en Aradillos (Campóo de En medio) hasta Suances. Abarca una superficie de 1024 km2 y registra un aporte de 777,5 hectómetros cúbicos, lo que representa en la desembocadura un caudal máximo anual de 25,41 metros cúbicos por segundo.
La historia de la cuenca es larga y rica; los romanos ya descubrieron sus posibilidades de comunicación de la Meseta con el mar, a través de «Portus Blendium». Es el el puerto de Suances en el que desembarcan las tropas aquitanas que lucharon en las Guerras Cántabras, y por donde se transportaba el mineral extraído de las minas de Reocín y Mercadal.
Durante la Edad Media el corredor del Besaya sería la principal vía y ruta de unión entre el Camino de Santiago del Norte con el llamado Francés: monasterios, inglesitas y palacios que aún quedan lo testifican.
A partir del siglo XVI, el puerto de Suances tendrá una gran actividad comercial, que alcanzará su máximo esplendor en los siglos XVII y XVIII.
A mediados del siglo XIX comienza a generalizarse en la villa la práctica de los baños, siendo las playas de Suances el mayor reclamo turístico del municipio, atrayendo a los veraneantes de la época que comienzan a construir sus primeros chalets y villas de recreo.
A pesar de la fuerte presión y contaminación a la que está aun sometida la Ría, es un importante estuario donde se producen intercambios de agua dulce y salada, de nutrientes y sedimentos entre el medio fluvial y el medio marino, así como de energía, al entrar en juego la acción de las mareas.
La confluencia de estos flujos hace que los estuarios presenten una elevada productividad biológica y a la vez hacen que en un mismo espacio existan ambientes muy diversos que son utilizados por una amplia diversidad de especies de fauna y flora, lo que los convierte en importantes reservas de recursos y biodiversidad.
La gran mayoría de las especies que habitan los estuarios son exclusivas de este medio, al que se encuentran perfectamente adaptadas. La transformación de los estuarios, por tanto, pone en riesgo la supervivencia de todas estas especies.
El Convenio RAMSAR sobre Humedales, firmado en Ramsar, Irán, el 1971 los define así: «Se consideran humedales, las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros. Además podrán comprender sus zonas de bordes fluviales o de costas adyacentes al humedal, así como las islas o extensiones de agua marina de una profundidad superior a los seis metros en marea baja, cuando se encuentren dentro del humedal”.
Las aves marinas, como el cormorán, encuentran en los estuarios una fuente inagotable de alimento, al ser este el medio elegido por muchas especies de peces para reproducirse. Durante la pleamar sobrevuelan el estuario y pescan incesantemente. Durante la bajamar aprovechan las numerosas rocas e islas que quedan al descubierto para descansar y reponer fuerzas.
Las aves limícolas se encuentran perfectamente adaptadas. Sus largas y ligeras patas evitan que se hundan en el fango y sus largos y afilados picos les permiten capturar los gusanos, cagrejillos, etc.. que se esconden en el fango. Al contrario que las aves marinas se alimentan durante la bajamar en los arenales y fangos intermareales que quedan al descubierto y descansan durante la pleamar en rocas y arenales que quedan aislados por el agua.
Pero no solo las aves se benefician de los recursos que ofrecen los estuarios. A lo largo de la historia la sociedad ha fijado su residencia cerca de los estuarios por el mismo motivo, explotar los recursos. En los estuarios se dan las condiciones ideales para establecer puerto, al refugio de temporales y de las olas. En torno a los estuarios surgen innumerables oficios estrechamente ligados a la historia de las villas marineras: pescadores, marisqueros, conservemos, carpinteros de ribera, molineros, etc… o más recientemente la industria del turismo.
LOS HUMEDALES DE LA RÍA DE SAN MARTÍN DE LA ARENA
Los humedales de la ría de San Martín de la Arena de Suances son espacios vitales para una gran variedad de aves.
Uno de los grupos faunísticos mejor representados en los humedales son las aves, una rica biodiversidad consistente en alrededor de cien especies diferentes de caes acuáticas que a los largo del año utilizan y dependen de los humedales para alimentarse, reproducirse o simplemente descansar.
Entre las aves que utilizan los humedales predominan dos grandes grupos:
1. Las aves «zancudas», en referencia a sus patas, en general largas y finas.
2. Los patos y gansos – conocidos en conjunto ojo «anátidas».
A las aves zancudas se las suele ver en orillas o en aguas someras, removiendo los sedimentos con sus patas o introduciendo el pico en el agua o en el fango. Las aves zancudas se pueden dividir en dos grandes grupos: las limícolas que son aves zancudas de pequeño y medio tamaño que se alimentan de moluscos, crustáceos e invertebrados que encuentran en el fango y otras aves más grandes formadas por garzas, espátulas, cigüeñas, etc.
El otro gran grupo de aves que nos encontramos en los humedales son las apáticas (patos y gansos), aves de pico plano, cuerpo rechoncho y patas palmeadas que buscan su alimento andando o buceando en aguas someras (algunas son grandes buceadoras) en busca de plantas acuáticas, o en las praderas y campos de cultivo próximos.
Otras muchas especies como las aves marinas (gaviotas, fumareles, charranes y cormoranes…); zampullines y somormujos; pequeños paseriformes (escribano palustre, ruiseñor bastardo, carnicero, lavandera cascadeña…) que habitan los bosques de ribera o los carrizales; otros como el martín pescador o el mirlo acuático, y algunas rapaces que se alimentan en los humedales (aguilucho lagunero o águila pescadora) también forman parte de la rica diversidad ornitológica vinculada a los medios acuáticos.
Esta avifauna presenta una gran variedad de colores, formas, hábitos y estrategias de vida; todos seleccionados naturalmente a lo largo de una proceso de adaptación al medio, para que cada especie cree y aproveche sus propios recursos y espacio ecológico.
LOS ENCINARES DEL EMBCARCADERO DE LOS CANTOS
Los encinares de Quercus ildx son una de las formaciones vegetales más representativas del litoral cantábrico. A pesas de tratarse e una especie eminentemente mediterránea, las encinas cantábricas contrarrestan el exceso de humedad ambiental colonizando acantilados o raqueros calizos. Muy cerca de la pasarela más larga del carril bici que cruza la ría entre Suances e Hinojedo se pueden contemplar un ejemplo de encinares.
Los encinares son nuestros únicos bosques de hoja perenne y en ellos las encinas conviven con madroños, aladiernos, labiérnagos, espinos y una amplia variedad de especies, creando unas condiciones muy particulares muy favorables para la fauna.
EL MUELLE Y EL CARGADERO DE HINOJEDO
En el último tercio del siglo XIX, época del comienzo de industrialización y fruto de ésta, se produjo una transformación en la economía de la comarca torrelaveguense y sus alrededores. La Real Compañía Asturiana de Minas comenzó la explotación de las minas de Reocín en 1856, esta fue también, responsable de la construcción del dique de encauzamiento y canalización de la Ría de San Martín en el año 1878. Se instalados numerosos asentamientos fabriles, entre ellos, la fábrica de Solvay de 1908, además se acordó en ese mismo año la construcción de un pequeño puerto en requemada costeado por la Real Compañía y por Solvay.
La navegación por la ría de San Martín de la Arena fue a finales del siglo XIX una concesión administrativa del Estado a la Real Compañía Asturiana de Minas con el fin de que ésta canalizase la ría hasta Hinojedo y una vez allí, se pudiese cargar en barcos el mineral procedente de la mina de Reocín a través del ferrocarril minero. Se instaló entonces un muelle en Hinojedo que sirvió como cargader de minera de la Real Compañía Asturiana de Minas durante prácticamente un siglo entero.
Las infraestructuras varias avanzaron, se inauguró la carretera a Asturias hacia 1840, y la de Barreda a Suances en 1897. También fue muy importante para el desarrollo de la zona, el establecimiento de las primeras instalaciones balnearias en el entorno de la playa de La Concha de Suances desde el 1875 al 1902, localidad que pasó a convertirse en uno de los destinos turísticos más importantes de la región.
Al sur del municipio de Suances, junto al Alto de la Masera, la Real Compañía Asturiana de Minas, estableció en 1921 en el margen derecho de la Ría de San Martín, la fábrica de Hinojedo. Su actividad centra en la tostación de minerales, obteniendo como productos finales dióxido de zinc (SO2) sólido y líquido. Es así como Hinojedo queda englobada dentro de la gran comarca industrial Saja-Besaya.
El 8 de octubre de 1957 se constituyó AZSA (Asturiana de Zinc, S.A.). Durante la década de los sesenta, los centros industriales y mineros de la RCAM (Real Compañía Asturiana de Minas), comenzaron a sufrir problemas económicos, asó que, en pago a la deuda acumulada por las compras de zinc, AZSA, fue recibiendo de la compañía belga diferentes activos industriales, hasta que por el precio simbólico de una peseta adquirió todas las acciones en 1983, hasta que la RCAM fue completamente absorbida. Pero, la antigua concesión del Estado de la Ría de San Martín caducó por esos años, así que las instalaciones de Hinojedo comenzaron a cambiar su sistema de transportes, se comenzó a transportar el material por carretera, se dejó de utilizar el muelle, como consecuencia de ello, lo mismo ocurrió con la vía que unía la mina de Reocín con el puerto de Hinojedo que fue desmantelada. Finalmente la propia mina de Reocín cerró su explotación por agotamiento de recuerdos en el año 2003.
EL BAMBÚ JAPONÉS (FALLOPIA JAPONICA): UN INVITADO NO DESEADO EN LAS RIBERAS DE LOS RÍOS SAJA Y BESAYA
Nadie puede afirmar a ciencia cierta cuándo ni cómo esta planta de origen asiático llegó a las riberas de los ríos Saja y Besaya, aunque parece seguro que los primeros ejemplares llegaron invitados para decorar parques y jardines.
Lo que es fácil de comprobar sin embargo es que cómo estos invitados han decidido quedarse y transformar el rico sotobosque natural de los bosques de ribera, formados por una gran diversidad de plantas (helechos, zarzas, sauces, etc…) en un manto monoespecífico (una sola especie) de bambú japonés.
El bambú japonés es una planta invasora de gran capacidad expansiva. Llega a crecer hasta 10 cms. al día, puede alcanzar los 3 metros de altura y sus tallos llegan a extenderse hasta 7 metros de la planta.
Su erradicación es muy compleja y requiere un esfuerzo muy grande y continuado, ya que tiene una gran capacidad de rebrote y de cada fragmento de raíz que queda en el terreno puede crecer una nueva planta.
Entre la vegetación que caracterizan a nuestra región se han «colado» especies originarias de zona geográficas lejanas que suponen una amenaza para la biodiversidad, son las denominadas especies exóticas o especies invasoras.
Se trata de especies, animales y vegetales, procedentes de lugares lejanos (América, Asia…) que han entrado de manera accidental en nuestros ecosistemas y que se han valido de su capacidad de adaptación y rápido crecimiento para competir favorablemente con las especies autóctonas y expandirse.
Cuando entran en un ecosistema, las especies invasoras no tienen depredadoras o factores licitantes que controlen el crecimiento de su población y se extienden sin control desplazando a las comunidades biológicas autóctonas y rompiendo así el equilibrio ecológico.
La proliferación de las especies invasoras es en la actualidad la segunda causa de pérdida de diversidad biológica a nivel mundial.
En Europa hay inventariadas 10.822 especies exótica, de las que un 10-15% (apróx. 1200) son también invasoras y representan un riesgo potencial para la biodiversidad.
Controlar la expansión de estas especies en una responsabilidad de todo. Tú también puedes colaborar informando a la Consejería de Biodiversidad de la localización de estas especies o retirando las que se encuentren en tu propiedad. En la web www.dgmontes.org podrás encontrar información sobre cómo reconocerlas y cómo combatirlas.
EL NACIMIENTO DE UN COLOSO INDUSTRIAL: SOLVAY
En el último curado del siglo XIX el proceso de industrialización comienza a dar sus primeros pasos en la comarca de Torrelavega con la instalación de pequeñas fábricas de sacos, chocolate, calzados, lejía y jabón. En 1898, año de la pérdida de la última colonia española de ultramar, se instala con éxito la Azucarera Montañesa con la idea de sustituir a lo que habían sido las importaciones de azúcar de Cuba con una producción obtenida a partir de la remolacha traída de Castilla. Años después, en 1927, pasaría a ser la Lechera Montañesa.
En 1883, en la ciudad de Couillet (Bélgica) el químico Ernest Solvay (1838-1922), comienza fundando una primera fábrica en la que obtenía carbonato sódico o sosa a partir de la caliza y la sal por medio de un método, en vigor aún, conocido como «Proceso Solvay». Esta fábrica belga fue el origen de una importante red de fábricas que se instalaron en los principales países industrializados de Europa.
Fue así como en los antiguos terrenos de cultivo de La Barca y La Hocada y la vieja escuela de Barreda, se establece la fábrica de Solvay, a orillas de la confluencia de los ríos Saja y Besaya, aprovechando además la cercanía a algunos yacimientos minerales.
Su implantación será clave para el desarrollo socioeconómico del Besaya, a partir de su inauguración en 1908 cuando Barreda recibió la visita del rey Alfonso XIII, siendo alcalde de Torrelavega Don Francisco Rodriguez Piró y Don Paul Alban director del centro industrial de Solvay en Barreda.
Al oeste de las fábricas se planificó una amplia área residencial y social, tanto para directivos como para empleados y obreros siguiendo el modelo estético y arquitectónico belga de la época.
Aún hoy se conservan algunas de las viviendas, entre las que destacan las viviendas de los directivos construidas en 1905 o el Barrio Obrero construido en 1901, un barrio compuesto de un conjunto de viviendas colectivas dispuestas en bloques en hilera. Además de lo que fueron las viviendas, se completó el núcleo residencial con un lavadero público, una Casa Cuartel para la Guardia Civil y un campo de fútbol en 1916, todo ello dispuesto bajo una planificación urbanística ejemplar en la que calles dotadas de un frondoso arbolado separaban unas zonas de otras.
Más tarde fue construida la Iglesia de Santa María de Barreda, obra de Valentín Ramón Lavin de Noval entre 1940 y 1950, proyectada bajo otro estilo arquitectónico con líneas clasicistas propias del estilo herrerillo con la tradición ya propia de los edificios religiosos de la Montaña.
Para los hijos de los empleados se levantó un centro escolar en 1914, arquitectónicamente simétrico con un cuerpo central y dos alas que albergaban las aulas separadas de niños y niñas, de estilo ecléctico, propio de la Europa de principios del siglo XX y también de ladrillos, como el resto de los edificios, se construyó en 1912 El Casino de Recreo, para uso de empleados, al que en 1927 se incorporó un cine-teatro.
En este carril bici, con Solvay y la ría a la izquierda y el Puente que cruza de Barreda a Viveda enfrente encontraremos el Bosque Cantabria Infinita, un proyecto de la Consejería de Medioambiente que consistió en plantar un árbol autóctono (roble, fresno, laurel, aliso, sauce negro y sauce blanco, tilo, a cebo, abedul arraclán y avellano) bajo el apadrinamiento de niños que nacieron durante 2009 y 2010, en colaboración con la empresa Solvay que ha cedido el uso de esos terrenos para tal fin.