Síguenos en Facebook: ViajarPorCantabria.com

Síguenos y Viaja por Cantabria

mercado del este

linea2
Qué hacer     Qué ver     Restaurantes    Alojamientos    Puebloslinea mercado_este_santander

LOCALIZACIÓN

El Mercado del Este, también llamado Plaza del Este, se encuentra en pleno centro urbano de la ciudad de Santander, capital del municipio del mismo nombre y capital de la provincia de Cantabria. Está situado cerca de la Iglesia de Santa Lucía y de la Iglesia de la Anunciación.

HISTORIA

A mediados del siglo XIX, Santander era una ciudad cosmopolita y desde el siglo anterior se encontraba en un crecimiento constante. Así, se proyectó el llamado ensanche, que expandiría la ciudad hacia el este.

En este ensanche, se impulsó entre otras cosas, la construcción de un nuevo mercado en el año 1839. El prestigioso arquitecto municipal Antonio Zabaleta fue el elegido para realizar la tarea, y el mercado se levantó entre 1839 y 1842.

En el año 1986, el Mercado del Este fue declarado Bien de Interés Cultural.

Ya en el año 2000, el Ayuntamiento de la ciudad llevó a cabo una polémica pero fructífera demolición y posterior reconstrucción. Actualmente, alberga diversas cafeterías, bares, tiendas de distintas índoles(regalos, floristería, productos delicatessen, etc.), una oficina de turismo y el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.

ARQUITECTURA

Se trata de un edificio cuyo valor histórico no es debido a su apartado estético, ya que tiene una arquitectura sencilla, sino que es más debido a su avanzado diseño respecto a la época en la que fue construido. El Mercado del Este supuso un hito en su tiempo y la introducción en España de la idea de galería comercial.

El edificio consiste en una única planta de geometría rectangular con una superficie de 2400 metros cuadrados, articulada como un entramado de vías trazadas reticularmente a modo de calles cubiertas, dividiendo claramente el espacio que ocupan los diferentes puestos de venta y las zonas de paso. Además, la estructura del edificio está pensada para guardar unos estándares de iluminación y ventilación uniformes por todo el recinto, muy avanzados para la época.

Su atractivo no está en los detalles decorativos, sino en sus proporciones, en su utilidad, en el orden y fluidez del interior y en la integración dentro del ensanche.